Carta a Heinrich von Kleist
Berlín, noviembre de 1811
Mi Heinrich, mi dulce melodía, mi lecho de jacintos, mi alba y mi anochecer, mi océano de deleites, mi arpa eolia, mi rocío matutino, mi arcoíris, mi bebé de pecho, mi corazón amado, mi contento y mi pena, mi resurrección, mi libertad, mi esclavitud, mi aquelarre, mi santo grial, mi aire que respiro, mi calor, mis pensamientos, mis deseos más cercanos y remotos, mi pecador adorado, mi consuelo de mis ojos, mi más dulce congoja, mi virtud más amable, mi orgullo y protector, mi conciencia, mi bosque, mi fulgor, mi espada y yelmo, mi generosidad, mi diestra, mi escalera celestial, mi San Juan, mi caballero, mi dulce paje, mi poeta puro, mi cristal, mi fuente de la vida, mi sauce llorón, mi amo y señor, mi esperanza y propósito más firme, mi constelación de ternura, mi caricia delicada, mi bastión, mi fortuna, mi muerte, mi quimera, mi soledad, mi espléndido navío, mi valle, mi recompensa, mi Werther, mi Leteo, mi cuna, mi mirra con incienso, mi voz, mi juez, mi dulce soñador, mi anhelo, mi alma, mi espejo de oro, mi rubí, mi zampoña, mi corona de espinas, mis mil maravillas, mi maestro y alumno, te amo por encima de todo pensamiento. Mi alma es tuya.
Henriette.
P.D.: Mi sombra a mediodía, mi primavera en el desierto, mi querida mamá, mi religión, mi música que suena dentro de mí, mi pobre y enfermo Heinrich, mi cordero pascual blanco y manso, mi puerta al cielo.
(Henriette Vogel)