Por divertirse, a veces, los chicos de la escuela agarran a otro chico, asmático u obeso, de anteojos gruesos, gay o simplemente raro, para darle unos golpes o robarle su almuerzo. No bien quedan tirados boca abajo, en el patio, esas criaturas tímidas, rojas como un tomate, respirando agitadas, llenas de moretones, comienzan a arrastrarse buscando escapatoria. ¡Qué patéticos son sus esfuerzos inútiles! ¡Cómo ríen los chicos que observan a un costado! Bajando el pantalón, uno expone sus nalgas; otro agresor se burla de su hermana y su madre. No se parece el poeta al chico que es golpeado, ni a aquel que lo golpea, sino a ambos a la vez: víctima de sí mismo, abusador de sí, alas imaginarias le impiden caminar.
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El poema de Shaughnessy es una especie de homenaje al de boudelaire?